Cuando un autor se plantea contratar servicios editoriales, en la mayoría de las ocasiones opta exclusivamente por la corrección ortotipográfica (en lugar de juntarla con la corrección de estilo), pues, de primeras, piensa que es la más importante. Si bien esto es cierto, pues la ortotipografía va a ayudarnos a subsanar los errores más esenciales en un texto, se nos olvida que la mayoría de los problemas principales de un texto son de tipo estilístico.
Sin ir más lejos, la sintaxis o el léxico son temas en los cuales profundiza mucho la corrección de estilo, no la ortotipográfica, y tal y como me ha demostrado la experiencia estos son dos de los campos más habituales de errores comunes de los escritores. Una corrección de estilo, también va a abordar el buen o mal uso de conectores, redundancias y repeticiones, muletillas, impropiedades de vocabulario, construcciones oracionales, falsos sinónimos y calcos, etcétera; entre muchísimos otros asuntos completamente esenciales para la adecuada presentación de un texto.
No obstante, uno de los principales problemas en estas situaciones se relaciona directamente con los falsos mitos de la corrección de estilo. Muchos escritores creen que contratar una corrección de estilo equivale a que sustituyan, remplacen o borren por completo su esencia de escritor de su propio manuscrito, o que cambien el tono y la voz. Nada más lejos de la realidad. Partiendo de la errónea concepción que se tiene de qué es la corrección de estilo, lo mejor que puedes hacer si amas tu manuscrito es contratar la corrección ortotipográfica y de estilo de forma conjunta.
Asumiendo que si estás leyendo este artículo es porque ya sabes qué es la corrección ortotipográfica y en qué trabaja, voy a volcarme en contarte por qué es necesaria la corrección de estilo para una novela. Este es un paso fundamental en el proceso de publicación de cualquier obra literaria y, a continuación, te doy cinco motivos por los cuales debería considerarse su contratación siempre además de la corrección ortotipográfica.
1. Consistencia y coherencia de mundo
El proceso de unificación es, para mí, uno de los más importantes a los que se enfrenta cualquier manuscrito. Sin embargo, si pensamos en este pilar fundamental de la corrección ortotipográfica como uno que nos permite tener un texto consistente con su propio vocabulario, voz y estilo, podemos incorporar otros pequeños pilares contiguos a su alrededor. Estos solidificarán aún más la estructura de la novela y nos permitirán pulirla mucho más con el apoyo complementario de una corrección estilística.
La corrección de estilo garantiza que el texto mantenga un estilo uniforme y coherente en toda la obra mediante la elección de palabras, la estructura de las frases, la voz narrativa y otros aspectos estilísticos que contribuyen a la calidad y la fluidez del texto. La coherencia en el estilo, como consecuencia, mejora la experiencia de lectura y refleja un cuidado y atención meticulosos por parte del autor y de su corrector.
Piensa por ejemplo en una novela de fantasía. Tienes un mundo muy rico, distintos reinos distinguidos y familias completamente opuestas con ideologías, lenguas, pensamientos y formas de vida propias. Aunque aquí el trabajo de un editor te guiará para trabajar la construcción de mundo de tu novela, el enfoque de un corrector de estilo va a resultar igualmente esencial para representar estas distinciones mediante el lenguaje. Por ello, en este aspecto, la sintaxis y lexicología van a tener un papel clave. Si en Reino 1 con Lengua 1 hablan así, en Reino 2 con Lengua 2 deberán hablar asá. Un buen corrector de estilo te enseñará a darles voz a los personajes y a construir el mundo mediante vocabulario, riqueza léxica y estructura oracional.
2. Tiempos verbales y saltos temporales
Una corrección de estilo adecuada también va a asegurar que el texto sea claro, preciso y efectivo en la comunicación de ideas. Esto implica simplificar la redacción cuando sea necesario, eliminar ambigüedades y mejorar la legibilidad del texto para garantizar que el mensaje se transmita de manera eficaz al lector. Y también significa adaptarse al espacio temporal adecuado. Piensa que una narrativa clara y precisa aumenta la comprensión y el disfrute del lector, lo que contribuye al éxito del libro. Un libro tosco de leer va a ser más difícil de digerir. Un libro en el cual te pierdes entre las situaciones o los narradores puede resultar molesto.
Un aspecto donde muchos autores fallan es en la construcción de historias con líneas temporales paralelas. Hablo de novelas con un presente y un pasado, con saltos temporales y con los queridos (¿u odiados?) flashbacks. Han sido tantas las novelas en las que me he encontrado con errores narrativos y gramaticales porque los tiempos verbales eran incorrectos. Si nuestro hoy es el ayer, nuestro ayer tiene que ser el ayer ayer.
¿Qué quiero decir con esto? Existe un tiempo verbal para cada momento. Primero, no hay que confundir el pretérito perfecto simple con el pretérito perfecto compuesto. Segundo, tampoco hay que mezclar el pretérito perfecto con el pretérito pluscuamperfecto. Nuestra misión como escritores es saber cómo configurar la narración temporal de nuestra novela. Si no somos capaces de distinguir entre estos tiempos verbales ni el presente y pasado de nuestros personajes vamos a necesitar una mano extra. Y si tampoco entendemos cómo conectar una narración pasada a una presente para que esta quede bien ensamblada y justificada también nos va a convenir ayuda de un profesional.
3. Tu público objetivo
Ya estamos viendo algunos aspectos clave donde la corrección de estilo toma mucha fuerza. Si nos equivocamos con el vocabulario, con la sintaxis y con la gramática… ¿qué nos queda? Aun así, una novela tiene muchos pilares. Puede que el mensaje no esté muy bien transmitido en todas estas áreas, pero de igual manera llegue a su público objetivo… o tampoco. Vale, piensa en que un manuscrito se divide en el ámbito lingüístico, narrativo y emocional. Si fallamos en el primero, el cual lo trata la corrección, podemos todavía sostenerlos en el segundo, que lo trabaja el editing. Pero debemos sí o sí agarrarnos al último si deseamos que nuestro libro dé sus frutos.
La corrección de estilo nos ayuda mucho con este punto. En mi opinión, la corrección estilística de un manuscrito y el editing profesional son dos caras de una misma moneda. Aunque uno se enfoca en la lengua y el otro en la narración, no existe uno sin el otro; al menos no en un texto bien operado (sí, a un texto hay que abrirlo en canal, revisar, reubicar y coser) o trasteado (también, con un texto hay que tocar, probar, juguetear y luego escoger). Hablo de consideraciones sobre el nivel de vocabulario, el tono de la narrativa y otros aspectos estilísticos que resuenen con la audiencia prevista. Al ajustar el estilo del texto a las expectativas y preferencias del público objetivo, se mejora la conexión y la resonancia emocional con los lectores. Esto llevará a aumentar la aceptación y la popularidad del libro en ese nicho de mercado.
Como autor, se asume que conoces de sobra a tu público objetivo si escribes para ellos. Aunque es cierto que como autor también puedes escribir para ti y plantearte después a quién va dirigido ese texto y cuántos lectores hay como tú. En el primer caso, te resultará más sencillo escribir el propio texto y, asimismo, resultará más sencillo adaptarlo al público, pues el manuscrito ya se ha concebido con un perfil en mente. En el segundo caso, este ejercicio puede ser más desafiante, pero a la vez emocionante. Desde mi punto de vista, no hay texto más dulce que aquel que es un híbrido indefinido entre géneros. Pero con estos libros hay que saber muy bien qué se cuenta para que no importe tanto el para quién se cuenta. Este trabajo artístico lo lleva a cabo un editor (o corrector, a falta de) junto a su autor.

4. Escribir no es reescribir (malamente) lo que lees
Admito que este apartado está aquí porque es una de mis mayores molestias.
Cada autor tiene su propia voz única y distintiva que se refleja en su estilo de escritura. Hasta aquí todo bien. La corrección de estilo busca preservar y potenciarla, siempre con la prioridad de respetar su individualidad y personalidad literaria. Por ello, un buen corrector deberá no solo absorber en cierta medida el estilo del autor conforme lee y mimetizarse con el texto para ofrecer siempre soluciones a los errores que sigan en esa línea, sino también trabajar en estrecha colaboración con el autor para llegar a ser lo más uno posible.
La personalización de la voz del autor es autenticidad y originalidad plasmada en el libro. El problema subyace en que, a día de hoy, muchos lectores son escritores y muchos lectores consumen en inglés. El otro (mismo) problema es que muchas editoriales (de cuyos nombres no pretendo acordarme) trabajan con autores bilingües o con traducciones no corregidas. El problema continúa de manera que muchos de los libros que leemos a día de hoy no están bien traducidos, lo que, en consecuencia, nos lleva a leer mal, a asimilar mal, a pensar mal y a escribir mal.
No se «da un beso de vuelta», se «devuelve un beso». No se «ruedan los ojos», sino que «se ponen los ojos en blanco». Tampoco «se aplica a un trabajo o a un curso», lo que haces es «inscribirte en una oferta laboral o en una vacante». Ni tampoco deberíamos decir «actualmente», pues en español aludimos a «en el presente» o «en la actualidad». Y esto es solo la puntita del iceberg. Aunque cabe destacar que la lengua se enriquece constantemente con nuevas acepciones, hay que distinguir muy bien entre las variaciones de habla geográficas, los falsos sinónimos y los calcos, los préstamos lingüísticos y los errores. Si no eres capaz de diferenciar y no te das cuenta de que se te escapan estos falsos sinónimos o calcos, no hay mejor aliado que un corrector.
5. Aprecia tu obra
Habiendo hablado ya de algunos de los aspectos que yo, como persona, lectora, escritora y correctora, considero primordiales a la hora de trabajar con un manuscrito, podemos pasar al que quizás debería ser el punto número uno. ¿Por qué contratar un servicio de corrección de estilo? Bueno, simple y llanamente porque la corrección ortotipográfica nunca es suficiente. Asumimos que en la ortotipográfica se subsanan los errores más importantes y asumimos incorrectamente. Al final, se espera de cualquier escritor (en teoría) que conozca los aspectos más básicos de la lengua. Asumimos que raramente vamos a corregir una «b» por una «v», aunque entendemos que se nos cuelan comas o que se nos escapan tildes.
Al final, más allá de eso, una corrección ortotipográfica es esencial, pero es una mitad de un todo. La corrección de estilo es igual de importante, sino más, pues es la que verdaderamente profundiza en tu novela. Es la que saca a relucir los mayores problemas. Si tú mismo no aprecias tu propia obra lo suficiente como para corregirla, ¿por qué esperas que tus lectores lo hagan? Ese profesionalismo y cuidado por los detalles que va a ofrecerte la corrección de estilo es lo que te desmarcará del resto.
Si has trabajado durante meses o años en tu libro lo mejor que puedes hacer por él (y por ti mismo) es pulirlo como se merece. Si una corrección te parece cara, un lector está en todo su derecho de que tu novela le parezca mala. Suena algo duro, pero… el realismo es importante a la hora de enfrentarte a la publicación de un libro. Los mejores lectores son aquellos que no solo se conforman con un buen contenido, sino también con su forma. Y la forma no es solo la cubierta, es el empeño que se ha puesto en el exterior tanto como en el interior; es decir: en la redacción.
Y lo mismo sucede con un autor. Como escritor, tu viaje con tu libro no termina en el momento en el que escribes la última palabra. Esa es una de las fases del todo. Técnicamente, no puedes decir que hayas terminado de escribir tu libro hasta que este no ha sido revisado por otros ojos. En la escritura has puesto tu alma, pero ahora tienes que poner la mente en adecuar ese texto y en volverlo su mejor versión posible. Y para eso te urjo a que te ayudes de un profesional de la corrección.
Si a ti como autor una corrección te parece cara, un lector está en todo su derecho de que tu novela le parezca mala.
Como conclusión, debo insistir una vez más en que contrates tanto la corrección ortotipográfica como la de estilo. Son tantas las ventajas y beneficios de la corrección de estilo. Aquí solo he tratado los puntos que a mí me parecen más relevantes, pero hay infinitos. La consistencia y coherencia del texto, la claridad y precisión en la comunicación de ideas, el ajuste al público objetivo, la personalización de la voz del autor y el profesionalismo y cuidado por los detalles son unos pocos. Al final, considerar la corrección de estilo junto con la corrección ortotipográfica es fundamental para garantizar la calidad y el éxito del libro en el mercado editorial. Y si necesitas ayuda, puedes escribirme: me encanta trabajar el estilo.
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